La sencillez de la arquitectura



La iglesia de Blizne y el Museo etnográfico de Sanok
Dejamos atrás Lancut para comenzar una pequeña ruta donde visitaríamos iglesias de madera que se encuentran dispersas por la zona.

Comenzamos por la de Blizne. Una vez más, ninguna señal, únicamente cuando se está frente a ellas. A veces se pueden ver desde la misma carretera, pero otras, al estar rodeadas de grandes árboles, no son visibles desde ésta.

Ésta primera nos encontró a nosotros. Son parecidas a las iglesias vikingas noruegas, aunque no llegan a alcanzar la belleza del grado de elaboración y acabado exterior de estas últimas.
Data de los siglos X al XVII y es una de las más valiosas. En ésta el color dorado de la madera de las paredes contrasta con el oscuro, o mejor, negro, del tejado. Son más grandes que las noruegas, pero de formas elegantes y sobrias. Carecen de los adornos exteriores tan característicos de las noruegas. A través de una reja podemos ver el interior, pero tenemos la suerte de que la abran para que entren unos albañiles, así que nosotros pedimos permiso y nos colamos en su interior. Y aquí me rindo ante la belleza. Aparece todo pintado, incluidos los techos. Así, al contrario que en las iglesias noruegas, el interior de las polacas está considerablemente más elaborado y adornado con distintos motivos pictóricos: figurativos, geométricos, etc.

El calor aprieta y buscamos una sombra que nos cobije durante la comida. Después de comer teniendo el enfriador encendido, ya que incluso a la sombra el calor es de justicia, nos salta el interruptor de la luz y comprobamos que la tensión ha bajado considerablemente. Algo preocupados por esto, continuamos nuestro camino hacia Sanok, al museo etnográfico. Desconocemos si cerraba sus puertas a las 17 h por lo que, de ser así, tendríamos el tiempo justo. Encontramos señales que indican “Skansen” , señales que decidimos seguir ya que la dirección que aparece en el folleto de la oficina de turismo polaca y que pusimos en el navegador, no era la correcta. Lo encontramos fuera de la ciudad, a orillas del río (49º34.432N; 22º12.444E). Aquí hay un gran aparcamiento con su correspondiente encargado. Dejamos la auto y nos llevamos con nosotros a Tula.

El museo se abrió en 1958 y está compuesto por varios grupos de casas que al parecer representan cuatro grupos étnicos que vivieron en la zona hasta 1947. Son construcciones de madera, principalmente viviendas, que conservan todos sus utensilios cotidianos, incluso su olor… El interior se puede ver a través de rejas de madera o de las ventanas, aunque hay pequeños grupos que van con guía que va abriendo las puertas de las viviendas y accediendo al interior.

En la parte alta, arbolada, están las casas de dos grupos montañeses de la región y que fueron víctimas de las deportaciones masivas que empezaron en 1947. En la parte baja están las de los otros dos grupos que vivían en las llanuras. Un centenar de edificios de los siglos XVII y XX salpican el lugar destacando las iglesias católicas y grecocatólicas. Las viviendas solían tener una habitación y una cama en la misma estancia donde estaba la cocina y el comedor. Aunque predominan las viviendas, también hay molinos, iglesias, una mina, una escuela, una barbería, la herrería, etc. Aunque el calor era agobiante ya que la alta humedad acrecentaba esta sensación convirtiéndolo en auténtico bochorno, estuvimos más de hora y media, que seguramente habría sido más de habernos acompañado una mejor temperatura. Además, en la parte boscosa los mosquitos nos comían vivos, sobre todo cuando parábamos a hacer alguna foto, y el la parte baja una especie de tábanos enanos que incluso se me metieron debajo de la falda, nos cosieron a picaduras.

Cuando regresamos habían cerrado la tienda en la que yo había echado el ojo a una cerámica.

A la entrada de la carretera del museo habíamos visto una señal de camping por lo que preguntamos al vigilante del aparcamiento. Sus indicaciones no fueron suficientes y no había señal alguna, por lo nos vimos obligados a preguntar y hacernos entender. Incluso alguien nos preguntó qué era “camping” o “camp”. Llegamos al lugar en cuestión. Ante la altura del arco de entrada nos asalta la duda de si será suficiente para poder entrar sin golpearnos. Salvado este obstáculo, aunque un poco justos, comprobamos que el edificio de recepción tenía telarañas, y no es ninguna metáfora. Es textual. El sitio era bonito, parecía tranquilo pero de aspecto abandonado, con varias casitas de madera que salpicaban una verde pradera, junto con otros edificios

Una pareja que se encontraba alojada en uno de estos mini bungalow se ofreció a llamar al dueño que afirmaron, era su amigo. Este contestó que el sitio estaba completo, así que algo extrañados por la actitud, pusimos rumbo a Lesko, localidad a 16 km de donde estábamos y que aparecía en “otros lugares” en el mapa de camping de la oficina de turismo polaco. Cuando llegamos allí, comprendimos porqué.

Al llegar al sitio en cuestión daba toda la impresión de estar totalmente abandonado. Una vez más, edificios viejos, con telarañas en la recepción y, un poco mas al fondo varios bungalow. No se veía a nadie. En frente, varias casas de madera, distintas unas de otras, y un edificio que ponía "camping". Me acerqué allí a una señora que me dijo que eso era privado y que para el camping que hablara con un señor que como un pasmarote pululaba alrededor de la autocaravana mirándonos. Angel me comentó que salió descamisado de una especie de chamizo. Pero pese a nuestras dudas, sí parecía ser el responsable del supuesto… ¿camping?. No teníamos elección, era tarde ya, por lo que decidimos quedarnos. El precio, curiosamente el mismo que en el de la noche anterior y trataré de describir el sitio, sin fotos, para que la imaginación de cada uno trabaje, pero afirmo que no he estado en un sitio más cutre en mi vida.

El edificio de los baños era grande y destartalado. Dentro, había duchas en batería, estilo socialista. Ahora habían separado tres a través de unas cortinas rojas, bueno, lo de definirlas como cortinas es por decir algo, eran de ese plástico fino que se rompe casi con mirarlo. Del exterior, estas duchas estaban ocultas con trozos de cortinas, hasta que entre varios conseguían ocultar una. De las tres, tan solo existía grifo en una y en las otras quedaba una especie de chorreton de óxido que descendía desde donde algún día habían estado los grifos, hasta el suelo. Un poema. Y los báteres….en uso dos, y en uno de ellos una banda de óxido de unos 4 ó 5 cm de grosor surcaba la taza de arriba hacia abajo. Pensé que habrían sido hechos en la época comunista, 40 años atrás, y desde entonces no habían sido tocados. Eran "viejas glorias del comunismo estival". Todo lo demás, como los lavabos, en la misma línea de cutrez absoluta. Pudimos comprobar que había familias hospedadas en las casitas, que no tenían baño. Por la tarde-noche, abrieron un bar donde se reunieron los jóvenes. Sitio tranquilo, pero totalmente abandonado, del estilo del camping cercano a Poznan, pero bastantemás descuidado.

Para quitarme el sudor del paseo me di una ducha rápida, que pese al envejecido y desvencijado aspecto que describo, estaban limpias y antes de cenar, cuando nos estábamos preparando para dormir, de pronto, al poner a cargar un teléfono móvil con el ondulador, saltó de nuevo el interruptor de la luz del cuadro de mandos. Comprobamos la carga de las baterías con el tester. Casi 12 y si encendíamos el enfriador o únicamente el fluorescente de la cocina saltaba ya que bajaba rápidamente el voltaje. Era evidente que estábamos sin baterías. Mientras cenábamos hicimos un repaso de las visitas que supondrían tener que dejar a Tula en la camper y por tanto, dependiendo del calor, usar el enfriador. Eran pocas, pero aún así, decidimos entrar en camping todas las noches y conectarnos a la luz, comprobando como evolucionaba y lo que aguantaba. Esto me fastidió la cena. Cuando salimos de viaje estaba todo en orden, incluso comprobamos en el taller la batería del motor, con seis años ya, y esto no tenía explicación alguna. Lo que menos me importaba ya era lo que me había costado, ya que ésta es la tercera batería en seis años. Quería terminar el viaje lo mejor posible y me quedaba aún la mitad. Para dormir, abriendo la claraboya no habría problemas. El mayor, era Tula y el menor, los derivados de la incomodidad de que haciendo calor no pudiéramos usar el enfriador, que era el aparato que más gasto nos hacía. En estas elucubraciones nos fuimos a dormir echando un vistazo a lo que nos quedaba para planificarnos con las limitaciones que nos pudieran surgir.



Las Iglesias de madera
Día 10. 20 de julio, miércoles.

Itinerario: Lesko-Iglesia de Hazcow-Iglesia de Binarowa-Iglesia de Sekowa-Nietzica
Km: 260
Pernocta: Camping de Nietzica, junto al río Dunajec.

La mañana aparece azul y radiante y como estamos al sol, el calor empieza a apretar. Dejamos el…, bueno, lo que fuera, porque de camping tenía poco, y pasamos por el Skanda a comprar la cerámica que había visto ayer. Coincidimos con una autocaravana francesa. Carai!! la segunda en cinco dias. ¡Todo un record!.

Hoy continuamos nuestra visita por las iglesias de madera. Comenzamos por la de Hazcow, (49º40.194 N;21º53.410E) que encontramos después de preguntar varias veces con la dificultad que esto entrañaba ya que únicamente hablaban polaco y cuando preguntabamos, soltaban una parrafada como si fueras capaz de comprender todo lo que decían. Enseñamos fotografías, hicimos dibujos, incluso Angel utilizó la onomatopeya del sonido de una campana, aunque yo le dije que podría interpretarse como el del cencerro de una vaca y terminar en un prado.


Lo que mas me impresiona en esta segunda iglesia es la torre del campanario, alta, elevándose hacia el cielo y estilizándose según ganaba altura. Un corredor recorre todo su perímetro, protegiendola del agua y del frío. El interior es toda una belleza: las paredes y el techo están decorados con pinturas policromadas. Preciosa.

De aquí fuimos a Binarowa (49º45.423N; 21º13.654E), a la iglesia de San Miguel Arcargel del XVI. Esta la encontramos solitos, y digo encontrar, porque la vimos desde la carretera aunque estuviera escondida entre la vegetación. Tuvimos suerte.Al entrar al recinto vallado que tienen todas, nos abordó una joven que a base de gestos nos enseña el interior de la iglesia, cuyo suelo están reparando. La policromía que cubre las paredes y techo de esta iglesia es mucho mejor que la Hawor. Es una auténtica belleza y al parecer de extraordinario valor. Los colores son más vivos y las imágenes y dibujos mucho más detallados. Luego nos llevó a donde tenía unas tejas de madera que ella pintaba con motivos religiosos y que vendía. Tenían cierto encanto y como además yo creo que hay que premiar el ingenio y la iniciativa, no dudé en comprarle una, aunque no fueran muy bonitas.

Nuestro tercera y última iglesia de madera iba a ser la de Sekowa. Una vez más tuvimos que preguntar. En este caso a dos jóvenes que para decir en inglés derecha o izquierda tuvieron que pensarlo un rato. Pero al final la encontramos. (49º37.908N;21º11.188E)

De armoniosa silueta, el edificio parecía tener un mayor “volumen” comparándolo con las dos iglesias anteriores y el campanario no era tan alto ni estaba tan diferenciado Formaba más parte de todo el conjunto, estaba como “integrado” en la edificación con un original tejado puntiagudo. Pero lo que quizás la diferenciaba un poco más de las anteriores, era una especie de espacio en la parte posterior con bancos prolongando la iglesia en una zona techada y que formaba parte de la misma pero sin paredes. Como si fuera un porche únicamente techado a modo de “iglesia de verano”.

Comimos aquí y tengo que añadir que es el primer lugar que me ha parecido agradable y seguro para pasar una noche: rodeado de casitas con jardin en un sitio muy tranquilo.

Y continuamos hacia el sur, dirigiéndonos a la zona montañosa de los Tatras a lo sería nuestro destino por hoy, Sromowce Katy, junto al río Dunajec.

De nuevo la conducción se hace pesada y muy lenta. Si las carreteras son buenas, suelen tener mucho tráfico y son anárquicos conduciendo no respetando ni límites de velocidad, ni señales de prohibición de adelantamiento, así que nos pueden adelantar unos camionazos tremendos con los que no consigues acortar distancias. Pero las carreteras también me resultan peligrosas porque muchas de ellas están en obras y carecen de señalización adecuada. De pronto una vaya y dos o tres obreros trabajando. Hay que conducir con los cinco sentidos puestos y mucha tranquilidad. Tambien comprobamos que la señalización en general es escasa y muchas veces confusa, lo que aumenta esta sensación de inseguridad. Los coches de autoescuela son temibles, ya que van a 30 km/h y no exagero nada. Y algunos son realmente un peligro circulando dando vandazos. Así que mejor ponerse lejos de ellos.
Según nos acercábamos a la región montañosa de los Tatras, el paisaje va cambiando y se hace más accidentado. Las carreteras han dejado de ser rectilíneas y aburridas para volverse sinuosas y accidentadas con subidas y bajadas. En un momento determinado nos encontramos con el río Dunajec que baja con mucha fuerza y velocidad y es que al medio día ha caído una cortina de agua que ni las alcantarillas podían absorber .

Encontramos el camping en Nietzica, junto al río.15 euros con electricidad en un prado estupendo y muy cuidado, aunque hay que tener cuidado si ha llovido ya que se encharca con facilidad. Duchas a parte, 0,50 €.

En la misma recepción preguntamos por el descenso del río Dunajec en unas balsas típicas y nos informan del horario, de 7,30 a 20 horas y que mañana hay previsión de lluvia por la mañana y si llueve, pueden suspender la actividad. Por otro lado nos dice que dependen mucho de la presa, ya que se pueden abrir las compuertas aumentando mucho el nivel y la fuerzadel río, por lo que no se podría descender. Nos indica el lugar donde tomar las barcas para realizar el descenso, que ella llama rafting. Al oirlo, Angel empieza a arrugarse. Yo me imagino que no serán las balsas clásicas en las que se practica este deporte. Pienso más en alguna embarcación típica de la zona utilizada ahora para llevar guiris como nosotros.

La tarde se ha quedado fresquita con 25ºC, pero ahora, a las 20,15 la sudadera se hace necesaria. Prefiero esto al calor que hemos pasado. Cenamos y nos vamos pronto a dormir.




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