La ida


LA IDA




Madrid-Ondres Playa-Bavay-Berlin

Hacia Berlín

Día 1.11 de julio, lunes.
Recorrido: Madrid-Ondres Playa.
Km: 548
Pernocta: Area Ondres playa. 43° 34′ 33.996′′ N; 001° 29′ 12.984′′E). 9€

Dejamos Madrid 15 minutos antes de las 14.00 y paramos en el área de descanso para marroquíes después del Puerto de Somosierra. Este año habían hecho unos sombrajos altos, por lo que se podía comer dentro de la autocaravana aprovechando la sombra que daban.

Sin mayores novedades llegamos a Irún y de allí dirección al área de Labanne, donde estuvimos el año pasado, área que recuerdo muy agradable, entre pinos. Pero cuando llegamos comprobamos que había surgido un gran mercadillo y la zona esta repleta de puestos y gentes que iban y venían. Pese a la atracción especial (debilidad más bien) que ejercen los mercadillos sobre mi, la hora -casi las 21,15-, consigue disuadirme de echar un vistazo y damos la vuelta para dirigirnos a la cercana de Ondres playa. Pese a las fechas, quedan pocos huecos libres y hay bastante gente. Pienso que es festivo por estos lares. (43° 34′ 33.996′′ N; 001° 29′ 12.984′′E)

Damos un paseo con Tula por la playa para que pueda estirar sus patitas hasta un bunker, regresamos y a descansar




Día 2.12 de julio, martes

Recorrido: Ondres Playa-Area de Bavay
Km: 975
Pernocta: Area de Bavay (50° 18′ 0.144′′N;003° 47′ 43.836′′E). Gratuita.
Me despierta la luz del día, aunque está nublado. Cierro el oscurecedor de la claraboya a las 7,00 y continúo descansando hasta las 7,30 en que decidimos movernos. Puntuales como si fuera británica, la policía está justo en el centro del área, esperando para que no nos escapemos ninguno. 9€.
Paramos en nuestra boulangerie a comprar pan y un par de bollos que degustamos hora y media después con el desayuno.

Decidimos tomar la autovía por Burdeos, Angoulema y Poitiers siguiendo un gran número de camiones que van por allí. La decisión fue la correcta ya que era gratuita.

En un "Intermarché" decidimos probar a echar gasolina con tarjeta. El precio aquí es de 1,27 €, mientras que en la autovía es de 1,40 a 1,44€. Introducimos la tarjeta y seguimos las instrucciones (que no están en español) y son fáciles, sacamos la tarjeta y echamos. Se carga directamente en la cuenta. Nosotros pedimos ticket.

A las 17,45 nos encontramos atravesando por cuarta vez la ciudad de París. No hacemos caso a las señales en la carretera que nos envían hacia Lille y el navegador nos introduce en el centro. Una boina parece cubrir la nublada ciudad cuya visita parece marcar episodios distintos de nuestra vida: la primera vez, de novios, en una tienda de campaña canadiense tan pequeña que nos teníamos que vestir tumbados. La segunda, con nuestros hijos, en nuestro primer viaje con la VW California; la tercera, camino a Cabo norte, en lo que sería uno de los viajes más hermosos que he podido disfrutar todos juntos, y ahora, la cuarta, marca otra etapa, la de la pareja sola 30 años después de nuestro primer viaje.

Y en estas reflexiones nos quedamos atrapados un “bouchón” en donde las motos pasan por la derecha, por la izquierda y por cualquier agujero que queda libre. Incluso observamos que, quizás obedeciendo a un código no escrito, los coches dejan un pasillo para que pasen y las motos se enfadan cuando te encuentras en medio interrumpiendo ese paso. Me ponen los pelos de punta.

Nos dirigimos al área de Bavay, donde estuvimos hace 2 años y que en aquel entonces, no pudimos ocupar ya que la ciudad estaba en fiestas y en campo de futbol, frente al área, había un grupo de música. Esta vez sí que pudimos permanecer. Las coordenadas son correctas, (50° 18′ 0.144′′N;003° 47′ 43.836′′E) el sitio muy tranquilo y ya hay varias autocaravanas, francesas, alemanas y una británica. Gratuita. Damos un paseo con Tula – a quien le cambia la cara- por una ciudad desierta pese a la estupenda temperatura y la hora, cenamos y a las 22,30 nos fuimos a dormir.



Llegamos a Berlín




Día 3.13 de julio, miércoles
Recorrido: Bavay-Berlín (Spandau)
Km: 837
Pernocta: Area de Spandau. 52º33.197’N;13º 2.022’E . 14€

Por la noche comenzó a llover y ahora el día, a las 7,30, está gris y cae un persistente "chirimiri". Hace fresco. 12ºC en el exterior.

Siguiendo nuestra política de “donde hay, coger, y si está facil, mejor”, llenamos el depósito de agua y pusimos rumbo a lo que será nuestro primer destino del viaje: Berlín.

Buscamos una gasolinera en Bélgica a donde entramos sin enterarnos y nos dimos el primer susto: 1,44 €/litro. Así que salimos corriendo dirigiéndonos a la autopista. Una vez allí, paramos a desayunar. Después, gasolinera: 1,46€. No tenemos más remedio que echar; no tienen precios y, además, es de prepago. Vamos al baño y nos piden 0,30€. ¡qué cutrez!. Se nota bastante el cambio de las carreteras francesas a las belgas. Éstas están peor conservadas. No deja de caer calabobos de forma intermitente.

200 km después entramos en Alemania. Mejores carreteras. Echamos gas-oil cerca de Colonia: 1,49€. Otro susto. Esta "escalada" de precios tiene que parar. Vamos al baño y 0,70 € y un hermoso torno.¡Así se levanta la economía de un país! Cobrando por necesidades básicas. Angel comentó: “nos vemos detrás de un matojo”. Joder con los alemanes. Es la segunda vez que lo vemos. Si es general, debe ser la crisis.

Llueve a ratos la "chirimía". Paramos en un area de descanso, llena y algo sucia y continuamos camino con la idea de llegar pronto a Berlín. A las 15,15 el GPS marca las 18,30 como hora de llegada prevista, pero, y aunque esta afirmación sea una gran paradoja, los alemanas son imprevisibles aunque mejor sería decir, contradictorios. Así, a 200 km de Berlín unas obras reducen los tres carriles a uno y hay organizado un gigantesco atasco que nos mantiene atrapados durante una hora moviéndonos metro a metro. No comprendemos porque no han utilizado uno de los tres carriles que hay en sentido contrario para que el atasco no fuera tan grande y tampoco entendemos que las obras que realizaran fuera tapar baches pequeños. Eso sí, en este país se hace a conciencia: dos carriles cortados y para tapar un agujero de no más de un metro y un enorme parche que tapa todo un carril. En España, por una atasco así, habriamos pedido la cabeza del Ministro de Fomento.

Continuamos camino cuando la hora de llegada prevista se había puesto ya en las 19,30. No deja de sorprendernos las autopistas alemanas, cuando no hay obras, claro. Tres carriles: el de la derecha es para los camiones, el central para los vehículos “normales” y el de la izquierda para el “despegue o vuelo rasante” y es que nosotros circulamos a 120km/h y hay turismos que nos sobrepasan y en un segundo se van perdiendo en el horizonte. Deben ir a más de 180km/h. Algunos van tan rápido que provocan una ligera vibración en nuestra autocaravana. Estos tardan tan solo cuatro segundos en desaparecer del horizonte totalmente plano. Al que le guste correr, este es un país perfecto para ello. Eso sí, cuando hay una limitación, la cumplen escrupulosamente.

A unos 100 km de la capital nos sorprenden más carriles cortados y el motivo es muy curioso: Han limpiado la cuneta y tienen preparado rollos de césped para ir poniéndolo. Me he quedado con los ojos como platos.

Nos dirigimos a un area recomendada por Oricos, forero de acpasión, la de Spandau, ya que como unicamente queriamos “rozar” Berlín un día, careciamos de la pegatina medioambiental necesaria para elegir un area más cercana al centro.


Llegamos sin mayores problemas aunque la dirección no es exacta (Askanierring 70) ya que tiene entrada por Schülerbergstrase pero un cartel en la esquina nos lleva la dirección correcta, a unos 100 m de donde nos envía el navegador. Coordenadas: 52º33.197’N;13º 2.022’E. Hay varias autocaravanas, principalmente alemanas. El prefabricado de recepción está cerrado. Dispone de baños, y duchas, previo pago. El sitio es muy agradable y tranquilo aunque tiene un pequeño inconveniente: los aviones que despegan y vuelan bajo provocan un gran ruido, aunque por la noche no hay actividad y se puede descansar.

Nos vamos a pasear con Tula a un parquecillo cercano para que estire sus patas y nosotros tomar contacto con la ciudad y enterarnos de cómo movernos aunque comprobamos que el inglés de algunos berlineses no nos permite comunicarnos bien.
















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