La belleza nos sorprende

Más iglesias de madera
Día 15, 25 de julio, lunes.

Recorrido: Nie.....Igelsias de madera de Bierzani-Iglesia de Laskowice-Iglesia de Dobrzen Wilken-Iglesia de Opole-Pazcow-Swidnica
Km: 329
Pernocta: Camping Swidnica (50º49.923’N; 16º29.33’ E)
Tranquila noche. El día amanece un poco nublado pero va abriendo poco a poco. Hoy toca sol, después de la casi incesante lluvia de ayer. El objetivo para hoy son las iglesias de madera entre Opole y Olezno, cerca de 70, aunque hemos seleccionado tres que están próximas entre sí.

La primera de ellas esta en Bierzani, pero cuando vamos a tomar la autopista en dirección Olezno, me equivoco de sentido y perdemos un buen rato intentando dar la vuelta. Por supuesto, no está señalada, pero esta vez cuando Angel pregunta a un lugareño y le hace la onomatopeya del sonido de una campana, enseguida identifica lo que queremos y encontramos la iglesia siguiendo sus indicaciones, aunque realmente estaba fácil. (50º48.916N;18º09.538E). Unas niñas armadas con cuchillos caseros se afanan en el exterior por quitar....¡el musgo y las hierbas entre los adoquines!.El exterior es precioso, como en todas ellas, aunque aquí, a diferencia de las que encontramos en la zona Sur-Este del país, no tienen un corredor alrededor. Un pequeño cementerio la circunda. La madera con la que está hecha está totalmente ennegrecida y sus formas son elegantes y sobrias. La torre se distingue poco del resto del edificio. Aprovechamos que estaban reparándola para ver su interior. Hay una galería superior que recorre su perimétrico decorada con pinturas y cuadros de la vida de Jesús. El techo también aparece profusamente pintado en colores. Qué hermosa me resulta y cuanto más pequeña, más sencilla, más me gustan…

Continuamos ahora nuestro camino a la siguiente, que en línea recta dista tan solo 4 kilómetros. Es la de Laskowice. Tambien tenemos que preguntar aunque está más facil. (N50º50.781;18º06.850E). Esta iglesia, junto a una nueva, es más pequeña que la anterior y aparentemente mas sencilla, esta rodeada por un cementerio mayor que el anterior y muy bien cuidado. Varias regaderas de zinc aguardan junto a una fuente. El edificio parece más sobrio y tiene una torre con tejado puntiagudo. No podemos ver su interior y aunque preguntamos a una señora en el cementerio, la entendemos que alguien tiene la llave.

De camino a la siguiente íbamos reflexionando sobre lo que vimos ayer en Auschwitch. Aun estamos sobrecogidos e impresionados. Yo le digo a Angel que trato de digerirlo y que no lo consiguo y él me responde que eso no se puede digerir de ninguna manera. Conservo claras y nítidas las imágenes de los montones de los zapatos, de las maletas, de sus objetos personales como si sus dueños fueran a pasar de un momento a otro recogerlos. Tengo las imágenes tan claras, tan nítidas, como si las estuviera contemplando, al igual que siguo viendo los cuadros con sus fotografias colgadas a ambos lados del pasillo del bloque de los dormitorios. Todos con la cabeza afeitada, todos con el pijama de rayas, todos con caras parecidas, con la incomprensión en sus ojos, el miedo, el horror, la desesperanza…Y anque fotografié estos cuadros, siento un extraño pudor por exponer aquí sus expresivos rostros, de una manera más o menos pública pero sobre todo tan impersonal. Seguimos hablando....

Aún hoy, cuando ha transcurrido más de mes y medio de la visita, sigo con esas imágenes igual de claras y sigo emocionándome cuando lo relato y sin poder digerirlo. Pero también me ocurre con Mauthausen donde las imágenes de la escalera de la muerte, o el muro de los paracaidistas o las cámaras de gas, siguen presentes y frescas en mi memoria. Y reconozco que Mauthausen fue un “ensayo” ni siquiera “general” de lo que sería Auschwitch.

Ahora nuestro siguiente destino es la de Dobrzen Wilken. Ni que decir tiene que sin indicación alguna aunque conseguimos verla desde la carretera. De nuevo, un cementerio alrededor en el que hay gente. Ésta presenta una particularidad con respecto a las otras: tiene un ancho corredor alrededor en el que se sitúan confesionarios. El edificio parece más compacto del que sobresale un pequeño campanario, aunque por la parte de atrás presenta como más “cuerpos” adosados, y también con la madera totalmente enegrecida . Su interior, tiene un techo de madera policromada con motivos geométricos, pero no así las paredes. Es la más luminosa que hasta ahora hemos visto, con grandes ventanales que iluminan su interior Aquí me olvido de anotar las coordenadas.

Ahora continuamos nuestro camino hacia Packow, el denominado Carcassone Polaco y decidimos no hacer mucho caso al navegador y seguir las señales en dirección a Opole (50º42.822’N; 17º54.193’E). Y cerca de esta localidad, encontramos una cuarta iglesia que no buscábamos. También preciosa. Esta carece de un campanario separado y al igual que en la anterior, sobresale del tejado del edificio. Tiene también como un pequeño y bonito abside adosado en un lateral y la única que hemos visto que tenga una especie de tejadillo de madera para acceder al interior de todo el recinto que incluye la iglesia y el cementerio. Parece también luminosa aunque no podemos ver su interior. Tienen todas una belleza especial, el color marrón oscuro, casi negro, contrasta vivamente con el verde del suelo y de los árboles que las rodean y, en el caso de este cementerio, con el color de las flores que decoran las tumbas. Y es que los cementerios, y en particular éste, parecen jardines de flores. Y si bien al principio al ver el colorido pensamos que serían artificiales, observamos que la mayoría son naturales, tanto flor cortada, como plantadas en las mismas tumbas. Siempre vemos gente cuidando de ellas. Incluso Angel comenta que tenía que haber alguien encargado de su cuidado por el aspecto que presentan.

Ahora ya rumbo a Packow con una parada para comer junto a una especie de hipermercado polaco donde compramos alguna cosilla que otra. Y aquí tenemos una sorpresa y es que cuando enciendo en navegador, se queda colgado, así que, como otras veces, lo reinicio pero empieza a decirme tonterías, como si hubiera perdido su configuración. Respondo a alguna pregunta y comienza a funcionar, pero no encuentra la señal de GPS. Lo configuro varias veces, pero no hay manera.

Decidimos emprender el camino y pongo a funcionar el teléfono con el navegador que me regalo mi angel de la guarda “gepesero” particular, Jesús, mientras, el navegador de la PDA sigue sin encontrar la señal. Pasan los kilómetros y de pronto parece haberla encontrando, pero la pierde, y así varias veces. Empiezo a pensar que se ha muerto y busco el cargador a 12 v del teléfono. Tampoco lo encuentro. Parece que los duendes se han aliado. Pero en una de estas, la PDA encuentra la señal y esta vez parece definitiva. Aquí se quedó todo.

Continuaos hasta Pazcow ciudad del siglo XIII a donde llegamos y de donde nos fuimos sin pena ni gloria. ¡Anda que con el Carcasonne polaco.! No tiene nada que ver con el Carcassone francés: una muralla y unas torres, pero cutrecillas más bien y los edificios y casas del pueblo, muy desmejoradas. El caso es que al parecer están cargadas de historia y tienen bonitas fachadas, pero maltratadas por el tiempo y sin ser restauradas, así que arrepintiéndome de haber venido hasta aquí ya que nos hemos desviado muchos kilómetros, iniciamos nuestra marcha hacia Swidnica.

Teníamos un camping a 10 kilómetros por donde habíamos venido, pero eran tan solo las 17,30h, por lo que decidimos continuar hacia el de esta ciudad que alberga una iglesia que es Patrimonio de la Humanidad, por lo que pensamos que el camping estaría en “condiciones”. Ya hemos pasado por todo tipo de ellos: sin uso, viejos y desvencijados, estupendos, mejores aún, abandonados, inexistentes…por lo que los camping se convierten en este país en una “aventura”.

Transitamos por carreteras....si es que lo eran, llenas de agujeros en algunos tramos, pero agujeros de verdad, luego otras superparcheadas y a veces, por otras de mejor calidad. Esta zona de Polonia es bonita, con una zona montañosa hacia el sur que debe ser la frontera con la República Checa. Hemos recorrido Polonia de Oeste a Este, por el centro y hacia el sur. La zona central, es llana y aburrida, pero toda la zona sur del país es bonita, desde Zacopane y los tratas, a esta de la baja Silesia. Una curiosidad es que hemos dejado de ver esos altares decorados con cintas y flores dedicados a la virgen o a crucifijos en medio de la carreteras tan frecuentes en los alrededores de la capital. Aquí hay alguna cruz que otra, pero sin tanta parafernalia.

Dejamos atrás un camping que no venía en la guía de la oficina de turismo, por lo que continuamos nuestro camino, pero al llegar a Swidnica el navegador nos envía por un sitio donde están en obras y la calle está cortada. Intentamos entrar por otroa pero volvemos al mismo sitio, así que decidimos pararnos y preguntar. Y son tan amables que nos llevaron. Seguíamos a este atento polaco cuando nos encontramos con un túnel que marcaba 2,7 de altura. Ahora sí que no. Ante nuestra desesperación nos vemos obligados a parar ya que medimos 3,05m. No obstante al bajarme, a mí me parece alto, así que animo a Angel a seguir, con mucho cuidado y por el centro. Curiosamente nos sobra bastante para rozar. El polaco pacientemente estaba esperando al otro lado. Continuamos nuestra marcha, derecha, izquierda,… un laberinto y de nuevo otro túnel, éste de 3,00m. Una vez más, me bajo y también pasamos por el gálibo sobrándonos unos 20 cm. Un poco después de lo que nos pareció un laberinto, se para frente a la puerta. Desde luego si no es por ellos no llegamos. (50º49.923’N; 16º29.33’ E)

Desde estas líneas, mi agradecimiento a los polacos, amables y serviciales que en todo momento en que solicitamos su ayuda, nos la prestaron, intentando entender lo que necesitábamos y tratando de ayudarnos, directamente o a través de otros. Sin ellos, sin su buena fe y su ayuda, no habríamos llegado a donde estamos. Este pueblo se merece prosperar, se merece un período de paz duradera y de tranquilidad que les haga ir mejorando e incorporarse definitivamente a Europa. Ahora, si ellos persisten, lo lograrán, porque en este país vemos riqueza y si saben explotarla empezaran a prosperar algo que la historia parece que siempre les ha ido negando por un motivo u otro.

El camping es pequeño pero muy acogedor. Sólo hay dos o tres caravanas y un par de tiendas. Nos cuesta unos 10 euros con todo incluido, y digo “todo”, porque aquí pagamos el derecho a utilizar los servicios, no sólo las duchas de agua caliente.

Y aquí estamos en lo que será nuestra penúltima noche en este país. Mañana saldremos a visitar la iglesia y luego rumbo a Wroclaw, donde no nos vamos a complicar la vida y pernoctaremos en el camping que nos recomendó la familia de Pepoto. Luego, a la mañana siguiente, saldremos rumbo a Jawor y a la frontera alemana con intención de visitar y hacer noche en Dresde.
Los tesoros de Swidnica y Wroclaw
Día 16, 26 de julio, Martes.

Itinerario: Swidnica-Wroclaw (Plaza mayor del mercado, Universidad, iglesia Sta. Mª Piasek, Catedral-Panorama de Raclawice)
Km: 69
Pernocta: Camping de Wroclaw

Llegar a la Iglesia de la Paz de Swidnica no supone problema, excepto volver a pasar por los túneles del tren que marcan la altura limitada. Sólo una señal a 200 m de la iglesia, muestra su presencia, ni siquiera un aparcamiento cercano induce a pensar que estamos frente a una de las tres iglesias de la Paz construidas hace más de 300 años, únicas en el mundo y declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La encontramos gracias a que al navegador le habíamos puesto la dirección. Como anécdota contaré que cuando en el camping pregunté por la situación de esta iglesia, me enviaron a las afueras, cuando está en pleno centro. O yo me expliqué mal, o no me entendió o no sabía que lo más interesante de esa ciudad era esta iglesia

Esta dentro de un recinto con muros de metro y medio y el aparcamiento se hace en la misma calle (N50º50.758; E16º29.556).

Atravesamos una pequeña puerta y frente a nosotros encontramos un edificio imponente hecho de madera y ladrillo

Pagamos la correspondiente entrada y nos dan unas hojas mecanografiadas en inglés. No hay español, de lo cual me quejo dando la impresión de que estoy sorprendida. Por sistema, siempre lo hago. Así reivindico su uso. Accedemos al interior y es absolutamente espectacular. Desde luego su exterior, más bien mediocre, aunque bonito, esconde un interior totalmente inusual. No paro de exclamar y decir: “¡madre mía! ¡lo que esta gente tiene aquí!". Es una auténtica joya, no sólo en cuanto a obra de arte, si no una auténtica belleza, sencilla pero a la vez impresionante por sus dimensiones y su decoración. El interior es completamente de madera y tardaron tres años en pintar nada más que el techo. Tiene capacidad para 7.500 personas, 3.000 en los dos niveles de galerías con balaustradas llenas de epitafios y decoradas y labradas con primor, dotando a todo el conjunto de una belleza y calidez únicas. Alrededor del altar mayor hay una especie de corredor que embellece mucho más el interior de esta iglesia.

Al parecer fue el gobierno alemán el que avisó al polaco del estado de deterioro de esta auténtica joya y comenzó su restauración, que aún debe continuar ya que vemos gente trabajando en las ventanas exteriores.

Un viejo cementerio rodea este bello edificio. Aunque tiene apariencia de abandonado, esto mismo le dota de cierto encanto. Rodeamos la iglesia y nos paramos en un tumba que tiene sellada su entrada con una telaraña de ganchillo. Esta gente es realmente ingeniosa.

Y así como ayer nos arrepentimos de visitar Packow, hoy nos alegramos de estar aquí porque desviarse desde Wroclaw y dedicar unas horas a disfrutar de esta auténtica joya, merece mucho la pena.

Ahora continuamos camino a Wroclaw donde pensamos dirigirnos al aparcamiento que Pepoto nos comentó y si tenemos problemas, iremos directamente al camping.

De esta ciudad los alemanes hicieron una furibunda defensa en los últimos meses de la 2ª guerra mundial lo que dejó en ruinas tres cuartas partes de la misma que la reconstrucción palió en gran medida.

El aparcamiento no está en las coordenadas que nos facilitó Pepoto, si no frente a ellas, perpendicular a la calle. Comprobamos después que era una simple cuestión de por dónde se entrara en la ciudad. Pero encontramos uno frente a éste, junto a un mercadillo. (N51º6’7.668”; E17º1'34.104). Aunque no tiene vigilancia, y eso nos crea cierta intranquilidad, está muy céntrico y leemos que otros lo mencionan en sus diarios, así que dejamos a nuestra amiga Tula dentro de la autocaravana y nos dirigimos en primer lugar hacia la plaza mayor del mercado .

Y encontramos obra belleza. Es la segunda mayor de Polonia después de la de Cracovia y a su alrededor acoge un sinfín de bares, restaurantes y cafés con sus terrazas. En el centro está el ayuntamiento, uno de los mejores ejemplos de arquitectura gótica, junto con otros edificios y casas que tienen calles entre ellas.. Las
edificios que rodean esta plaza están pintados de colores distintos y suaves y van desde el renacimiento al siglo XX y algunas conservan las bóvedas original de los siglos XIV y XV. Vamos recorriéndola y disfrutando de ella. El lado oeste es el más atractivo con la casa del sol dorado en estilo barroco del XVIII. A su lado la casa de los siete electores, con pinturas del XVII. Está llena de gente joven que va y viene. Me acerco a uno de los restaurantes a mirar precios y son muy asequibles, pero no disponemos de mucho tiempo, por lo que continuamos hacia la Universidad.

Fundada en el XVIII, la Universidad de Wroclaw ha tenido alumnos famosos, entre ellos ocho premios nóbel como el físico nuclear Max Born

Entramos en primer lugar en su iglesia, hermosa y grande, con frescos en suaves tonos y después nos dirigimos a su salón de actos o Aula Magna conocida como el “aula Leopoldina”. Comprobamos algo sorprendidos que la Universidad sigue funcionando hoy en día y que por sus pasillos, con grandes plantas que la dan un ambiente acogedor, transita gente que va y viene. Y llegamos al aula Leopoldina que es espectacular. Decorada con frescos de rico colorido en tonos ocres y suaves nada recargada, con estucos, dorados, tallas y pinturas. Encantadora y acogedora, a la vez que magnífica. Debe ser un lujo defender una tesis doctoral en un lugar tan cargado de historia y por donde han pasado tantos personajes ilustres.

Luego subimos al aula de matemáticas donde nos dicen que pasa el meridiano 17 que aparece marcado en el suelo recorriendo esta estancia. Nos entendemos como podemos, mezclando palabras sueltas en inglés, con mímica.

Arriba del todo, en una especie de terraza mirador, disfrutamos de una espléndida vista de la ciudad: a un lado la plaza del mercado y junto al río se dibujan las torres de la catedral en Ostrori Tuski, a donde nos vamos a dirigir ahora. Nos custodian cuatro grandes estatuas, que nos explican que corresponden a la Medicina, Filosofía, Teología y Justicia.

Nos dirigimos después a Ostrów Tumski y la isla de Piasek. Atravesamos uno de los cien puentes que hay en la ciudad, el puente Tumski, que enlaza la ciudad con la isla Piasek, un pequeño banco de arena. Está lleno de candados a derecha e izquierda, y por todos los sitios. La moda llega a todos los sitios. Esto mismo lo vimos el año pasado en Budapest.

A nuestra derecha encontramos la iglesia de Santa María de Piasek que data del siglo XIV. Se trata de un imponente edificio de ladrillo rojo oscurecido en el que nos adentramos y lo primero que nos llama la atención es algo absolutamente insólito y sinceramente, hasta que no llegué a casa no le encontré mucho sentido a lo que vi. A nuestra derecha aparece una pequeña capilla llena de una impresionante colección de juguetes de plástico, figuras de madera y otros artículos, hasta más de 2.000, 100 de ellos en movimiento y con música de fondo iluminados con luces de colores. En el centro aparece la cuna del niño Jesús con los ángeles. Es un belén que además incluye figuras históricas asociadas a la Baja Silesia y Polonia, como la del Papa Juan Pablo II, quien llevó juguetes para los niños, casas de miniatura hechas de madera y figuras vestidas con trajes regionales. El iniciador y creador fue un sacerdote sordo y ciego que comenzó su construcción hace 40 años. Yo me quedo absolutamente perpleja ante esto. Parece una feria con música, luces de colorines y movimiento que contrasta vivamente con la sobriedad y oscuridad que hay en las iglesias católicas lo que se acentúa más en los edificios históricos. Cuando llegué a casa estuve investigando sobre ello, ya que en un principio no sabía lo que estaba viendo y curiosamente me costó mucho encontrar información Al final pude conseguirla unicamente en polaco, pero el traductor del google hace milagros.

Pero leo en nuestra guía que lo realmente destacable de esta iglesia es la bóveda tripartita asimétrica sobre las naves laterales y ciertamente, nunca había visto nada parecido. ¡Vaya! Parece que es la iglesia de las cosas insólitas.

Todavía sorprendidos, continuamos nuestro camino hacia la catedral, parando antes en la iglesia de la Santa Cruz, que no tiene nada destacable, aunque la catedral en sí, misma tampoco. Se trata de imponente edificio tambien de ladrillo rojo oscurecido por el tiempo, pero con un interior nada fuera de lo habitual, con mezcla de estilos de distintas épocas, aunque dicen que es valioso pese a la devastación de la 2ª guerra mundial en la que quedaron destruidas sus dos terceras partes.

Son cerca de las 15,00h por lo que decidimos tomarnos un bocadillo a las orillas del río y frente al museo nacional. Y encontrar un banco decente, no fue tarea fácil. Al que no le faltaba un travesaño, le faltaba otro, así que terminamos sentados en el mejor que estaba disponible, uno que nos dejó el culo con las maderas que le quedaban marcadas. Nos sentimos más como sentados en el palo de un gallinero. Allí dimos cuenta de nuestra ligera comida que compartimos con los gorriones.

Ahora continuamos hacia el Panorama de Raclawice. Cruzamos otro de sus puentes dejando a nuestra izquierda el puente de Grunwaldzki, el más famoso de la ciudad construido a principios del XX y que durante la ocupación alemana pasó a llamarse Kaiserbrücke, y no tardamos en encontrar el edificio circular muy peculiar que lo alberga.

Cuando llegamos, quince minutos después de las 15 horas, quedan otros 15 para la próxima visita que es guiada. A la hora en punto, se abren unas puertas que dan acceso a una ancha rampa que va girando formando un caracol. Ascendemos prácticamente a oscuras, lo que incrementa nuestra sorpresa cuando llegamos arriba al centro de un gran cilindro iluminado en cuyas paredes y alrededor de nosotros, está una gigantesca pintura de 120 metros de longitud y 15 de altura y que describe minuciosamente la victoria sobre los rusos en la batalla de Raclawice en 1794 y que dos artistas tardaron nueve meses en pintarla. En unos aparatos similares a radios, nos cuentan en español, primero datos generales sobre esta monumental obra pictórica, pasando luego a describir todas las escenas y detalles que vamos viendo. Son tiras cosidas y se inauguró en Ucrania trayéndola después de la 2ª guerra mundal a Polonia, instalándola definitivamente en Wroclaw en 1985 en esta sala construida al efecto.

Como en una fotografía histórica va recogiendo lo más importante de esta batalla. Pero lo curioso también es el escenario preparado y que armoniza a la perfección con el cuadro y hasta el más mínimo detalle de tal forma que este escenario “continúa” la pintur. Así, si en el óleo aparece una rama, ésta aparece continuada en el decorado exterior, consiguiendo lo que pretende el cuadro: que el espectador se sienta en el centro de la misma batalla. Nos vamos moviendo lentamente según nos explican los distintos detalles del cuadro.

La visita dura media hora y realmente merece la pena, no solo por la belleza de la obra, si no por lo curiosa en sí misma.

Una vez fuera, el cielo sigue gris y amenazando lluvia que, afortunadamente, no cae. Y creo que nos va a respetar. Vamos ahora de regreso al aparcamiento pasando por la plaza mayor del mercado. En un momento determinado estamos paseando por calles tristes con edificios a ambos lados típicos de la época soviética: bloques grises, cuadrados y sin gracia. Y de pronto entramos en una gran vía llena de gente bulliciosa y alegre, con edificios totalmente diferentes a los anteriores. El cambio se produce en tan solo unos metros. Atravesamos una vez más la hermosa plaza para regresar en poco tiempo a nuestra autocaravana. Alguna gota se empieza a escapar.

Tula nos recibe como siempre, como loca. Medimos la carga de la batería después de cuatro horas con el enfriador puesto y esta en 12,8. Cuando lleguemos a casa tendremos que investigar a fondo si lo que pasó fue producto de un abuso, o realmente a la batería le está pasando algo.

Nos disponemos a buscar el camping y en principio todo parecía bien cuando de pronto el navegador se vuelve loco y tan pronto me dice que gire a la derecha como que siga recto o cambie de sentido. Lo intento varias veces, pero estamos totalmente perdidos. Nos detenemos en el único sitio que podemos, una parada de autobús para encender el navegador del teléfono de Jesús. Pero si ayer funcionó a la primera, ahora le dá por “no encontrar la señal”. Decidimos alejarnos del centro en un intento de distanciarnos de la zona que pueda originar el conflicto. Creo que esto se debe a una cartografía incorrecta porque la señal es fuerte. Intentamos localizar el camping en el birrioso mapa que llevamos en un intento de orientarnos. Lo localizamos en la parte este de la ciudad, así que ponemos rumbo Este. En un momento determinado el navegador parece recuperar la cordura y permanece estable en las órdenes que nos trasmite. El navegador del teléfono sigue “buscando señal válida”. Rumbo al camping vemos una PAVA alemana parada y dentro a dos abueletes con un enorme mapa extendido y….¡con lupas!. Pobrecillos. Así que me paro, me bajo y cuando me acerco a su vehículo me pregunta si estamos buscando el camping. A mi respuesta afirmativa y la sugerencia de que me siga, que llevamos GPS, aunque un poco loco, le muda la cara y junta las manos a modo de agradecimiento.

Y llegamos sin problema al camping, situado, como ya nos habían dicho, junto a un estadio. Es una gran explanada donde hay que salvar unos buenos charcos para entrar y no nos introducimos mucho en ella por temor a que la lluvia la inundara y patináramos. A pesar de tener bastante gente y el lugar estar bien situado, el camping es un poco cutre, con unos sanitarios descuidados, por lo mismo de siempre: viejos y obsoletos sin haberlos renovado. Parece que hicieron las obras en su día y las reformas no se llevan mucho. ¡qué diferencia con el camping de Cracovia!. Al menos en este sentido, es un país de grandes contrastes. Vamos de autenticas cutreces que no son presentables, hasta lugares cuidados, bonitos y donde el personal es más que atento.

Pese a que los baños no son una maravilla, pienso que puedo tener unos días en que no pueda estirarme en la ducha, así que decido aprovechar. Tengo que aguantar la carcajada cuando una joven al entrar exclama con voz temblorosa: “¡ohhhh! ¡my goooooddddd!”.

Charlo con una familia catalana que acaba de entrar en el país, cenamos y nos preparamos para asumir mañana nuestra última etapa en el país.
Alguna imagen más


Iglesia de Swidnica



Wroclaw (Plaza mayor del mercado)

Wroclaw (Universidad. Aula Leopoldina)



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