La joven Cracovia

Día 13, 23 de julio, sábado

Itinerario: Minas de sal de -Cracovia (Plaza del mercado, Iglesia Sta. Mª, Mercado de los paños, Puerta de Florian, Castillo (apartamentos privados), catedral y Barrio judio)
Km: 20
Pernocta: Camping Clepardia en Cracovia (50º05’43”N;19º56’29º)

Hoy cambia el tiempo. Me duele la cabeza. Será que me hago mayor?. Abro la claraboya y, efectivamente, sol radiante aunque con nubes. Estamos solos y son las 7,30.Nos tenemos que ir a las 8 así que sin desayunar, nos despedimos de los chicos rumbo a Cracovia, al camping Clepardia directamente ya que nos dijeron Paco y Mª Jesus que estaba bien comunicado y muy limpio.

Cuando llegamos (50º05’43”N;19º56’29º) nos dicen que está completo y que tenemos que esperar a que se vaya gente. Son las 9,15 horas solo. Le decimos que somos pequeños y encuentra un sitio estupendo, con mucha sombra -me preocupaba por Tula- y con conexión a la luz, y esto último parece que escaseaba. Hoy tenemos suerte. Y es en estos casos me alegro doblemente de tener una camper. Desayunamos y nos preparamos para ir a visitarla ciudad.

A unos 200 m del camping, frente a un centro comercial, está la parada del autobús. Nos pueden servir tres de los que paran. Cuando llegamos vemos que viene uno, por lo que no nos da tiempo a comprar billete en el kiosco y lo tenemos que hacer en el mismo autobús. Y esto tiene cierto grado de dificultad. Nos enfrentamos a una máquina cuadrada, gris, con varios botones y una pantalla central, sujeta al suelo por un pie gris y situada frente a la puerta central. La miramos y remiramos. Escuchamos a una familia hablando español, la de Pepoto, pero nos dicen que ellos han comprado los billetes en el kiosco. Nos vemos obligados a pedir ayuda y me dirijo a una pareja de jóvenes que hablan inglés. Presionamos el segundo boton de la izquierda y aparece un listado con todos los tipos de billetes que hay, algunos dependiendo de la duración del trayecto ¿Y nosotros qué sabíamos?. Además, está unicamente en polaco. Nos aconseja el de una hora, aunque podría haber válido el normal. Se va y nos deja solos frente a la máquina. Intentamos meter las monedas por la ranura, pero…está cerrada. Joder, ahora no funciona el aparatito…Entonces se me ocurre seleccionar el tipo de billete que queremos y por arte de magia, se abre. ¡qué moderno!. Por fin tenemos los billetes en nuestro poder! (¡Qué será de nosotros dentro de unos años! Seremos analfabetos funcionales). Pero no hemos acabado. Ahora tenemos que validarlos en una máquina a nuestra izquierda. Lo conseguimos. Lo siguiente…saber donde nos tenemos que bajar y de nuevo, pido socorro a esta pareja que nos avisa llegado el momento mientras que nuestro trayecto discurre en animada charla con la familia de Pepoto de Alcalá de Henares. Aquí parece que hay más gente que habla inglés. Ya me lo dijo mi abuela:”hija, hablar idiomas es importante”, aunque lo mío, hablar, lo que se dice hablar inglés…aunque realmente lo que tendría que decir es que hablar lo hablo, que sea “proper english” es otro asunto.

Llegamos a nuestra parada, nos separamos de la familia de Pepoto y nos dirigimos en primer lugar al castillo, en la colina Wawel. Cuando llegamos había algo de cola. Hay dos tipos de entradas, para los apartamentos de estado, que quedan muchas y para los privados, donde solo quedan 140. Coincidimos de nuevo con la familia de Pepoto y juntos afrontamos la espera. Se nos une otra pareja, quizás un poco despistada, con menos información que nosotros. No sabemos que elegir, si los apartamentos privados o los de estado. Nuestra guía aconseja la cámara de los pájaros y el salón de los diputados y no sabemos donde se encuentran. Al final elegimos los privados y nos dan hora para las 14,20 y son las 11,30. Pepoto elige los de estado ya que la entrada es prácticamente inmediata y no desean tener que regresar luego.

Decidimos entonces dirigirnos a la plaza del mercado. En nuestro camino lo primero que nos llama poderosamente la atención son los elegantes e impolutos coches tirados por una pareja de caballos, tambien muy cuidados y adornados. Yo me fijo especialmente en los cascos de los equinos que llevan un taco especial,supongo que para amortiguar el golpe del casco herrado sobre el asfalto. Circulan por la parte antigua llevando y trayendo turistas y sobre todo en la plaza del mercado. Son blancos, rojos, verdes, de madera... de cualquier forma y color, pero son todos preciosos.

Tambien circulan unos coches pequeños que deben ser eléctricos y que transportan turistas por la ciudad.

En nuestro camino, pasamos por delante del Instituto Cervantes que tiene en carteles grandes varias palabras en castellano, "tiquismiquis, cachibache, libélula"....Paseando por la animada calle Grodzka llegamos a la espectacular plaza del mercado, grande, luminosa, igualmente llena de gente que va y viene, de turistas y de varios espectáculos callejeros a cual mas ingenioso que compiten unos con otros para atraer la atención de los turistas y ganarse unas monedas fotografiándose con ellos. Esta plaza mayor se trazó en el siglo XIII y es una de las mayores de Europa.

Llegamos justo a las 12 y vemos que la gente mira hacia las torres de la Iglesia de Santa María en un lado de la plaza. Entonces comienza un toque de trompeta y conseguimos identificar una ventana abierta en la llamada Torre Hejnal, la más esbelta de las dos, por donde asoma el trompetero. Parece que suena cada hora en memoria del trompetero medieval abatido mientras hacía sonar la alarma. El de esta hora se emite por la radio.Al terminar, saluda al personal concentrado abajo.

Pasamos entonces a admirar esta plaza en toda su envergadura. En el centro de esta enorme y alegre plaza se situa un edificio renacentista, el mercado de los paños, que sustituyó al antiguo mercado gótico. La parte superior alberga parte del museo nacional y la inferior, numerosos puestos de venta de recuerdos.. Decidimos comenzar visitando la iglesia de Santa Maria a la que accedemos por un curioso pórtico pentagonal barroco del XVIII. Esta iglesia fue levantada para rivalizar con la catedral situada en la colina Wawel. Aunque su construcción comenzó en el siglo XIV, se finalizó un siglo después, y la torre menor en el XVI. El interior es impresionante, decorada con frescos policromados y un retablo al fondo que atrae inmediatamente nuestra atención. No se pueden hacer fotos, lo que no respeto y consigo que me llamen la atención ante lo que pongo cara de sorprendida. A escondidas, hago alguna que otra más.

Para admirar de cerca el altar mayor, tenemos que abonar una entrada que se adquiere frente a una puerta lateral. Este hermoso Altar de la Virgen es un enorme políptico gótico del XV de 12 metros de longitud y 11 de altura tallado en madera.

Salimos y damos la vuelta a toda la plaza admirando su belleza, su tamaño y su alegría. Filas de estos bonitos y cuidados carruajes con caballos esperan a ser abordados por los turistas. Me llaman mucho la atención y me gustaría consultar el precio y si es posible, darme un paseo, pero Angel dice que se niega a subirse en “eso”, que prefiere andar. ¿qué hago? ¿me divorcio? Pobrecito. Habrá que transigir, como él lo hace con otras cosas mías. De eso va la convivencia , así que me quedo sin mi paseo en coche de caballos.

Entramos en el mercado de los paños que en su parte inferior tiene un pasillo central que distribuye puestos a ambos lados donde comprobamos que es muy barato, sobre todo la artesanía. A mí me parece un paraíso, lo que no comparte Angel que empieza a estar un poco harto de que me pare en todos y cada uno de los puestos haciendo, según él un “censo” de lo que venden. Pero me entusiasma la idea de poder llevar regalos a todo el mundo porque el precio así lo permite, lo que ya no es frecuente.

En una de las innumerables y animadas terrazas, un grupo de abueletes tocaba un jazz estupendo y nos retuvieron unos minutos con su ritmo y entusiasmo. Vaya, y eso que el jazz se prohibió durante la época comunista. Salimos de la plaza por la calle Florianska animada y encantadora llena de cafes, restaurantes y tiendas. Es un tramo de la ruta real por donde venían los reyes desde Varsovia a coronarse en Cracovia. Esta calle desemboca en la puerta de Florian uno de los pocos restos que se conservan de las fortificaciones medievales de la ciudad. Frente a ésta, la barbacana de inspiración árabe, construida en el siglo XV, posterior a la muralla y como refuerzo contra los avances en las armas ofensivas de la época y que defendía la puerta de Florián con la que estaba comunicada por un pasadizo subterráneo.

Nos queda media hora para entrar en el castillo, por lo que decidimos regresar sobre nuestros pasos y a buen paso.. Llegamos tan solo cinco minutos antes de la hora convenida.

El grupo está formado tan solo por cinco personas. Visita en inglés que comprendo muy mal, porque a mi nivel se suma su pronunciación sibilante y la reverberación del sonido en estancias semivacías. Empiezo a pensar que nos hemos equivocado en nuestra elección. Tampoco se pueden hacer fotografías.

Son cuatro cámaras en las que se alojaban los huéspedes del rey. A parte de los techos originales de madera de alerce, algunos frisos pintados en dos de las habitaciones y tapices dispersos, la visita no tiene gran interés. En esta sección del castillo se alojó en el periodo de entreguerras el presidente polaco Ignacy Moscicki,del 1926 al 1939


Hay un dormitorio de invitados que ha conservado intacto su techo de madera del renacimiento y un friso pintado en la pared, así como unos antiguos tapices. La estancia que me resulta más llamativa es una situada en una pequeña torre en esquina denominada el pie de la gallina y que es un mirador, desde el que se tiene una vista panorámica de la ciudad vieja de Cracovia aunque al parecer se desconoce la función de esta habitación. Aunque es del siglo XIV, ha sufrido varias modificaciones

Después de consultar información sobre los salones de estado, la otra posible visita al castillo, creo que era la más adecuada y nosotros nos equivocamos en nuestra elección.

En escasa media hora finalizamos esta visita y nos acercamos a la catedral. La gente baja por unas escaleras laterales y la seguimos hasta un piso inferior. Damos con la tumba de Lech Kaczynski y de su esposa, último presidente fallecido en un accidente de avión junto a su mujer, casi todo su gabinete presidencial y los principales jefes del ejército polaco en abril del 2010, y por las visitas que recibe y el ambiente que lo rodea parece que es tratado como un héroe nacional. Ahora en la presidencia le ha sucedido su hermano gemelo, que curiosamente tiene enormes fotografías –vayas publicitarias- por todo el país .

Ahora ya en la catedral, destaca una tumba real de la capilla de la Santa Cruz, del siglo XV y la capilla de Segismundo, joya del renacimiento italiano polaco y que contiene las tumbas de los dos últimos reyes de la dinastía Jagellón.

Descendimos del castillo por el lado contrario por donde subimos para ir a visitar el gueto, o el barrio judio. Antes, a la sombra de unos hermosos árboles de Wawel, nos tomamos unos bocadillos.

Nuestra intención era visitar la sinagoga pero sobre todo, el cementerio Remuh, detrás de ella y que parece ser uno de los mejores de Europa. Así nos introducimos en este barrio, que tiene un sabor especial. Estamos sumergidos en otro mundo distinto que parece no formar parte de la ciudad que hasta ahora hemos conocido. Vemos grupos de turistas repartidos por aquí y por alla. Pero hoy es sábado y sinagoga y cementerio están cerrados. Decepcionados, nos tenemos que conformar con contemplar las casas que forman parte de este barrio, inmortalizado por Steven Spielberg en la “Lista de Schindler”. En estas calles sobreviven las casas del antiguo barrio judío, entre ellas, la de Helena Rubinstein.

Ponemos rumbo a la plaza mayor del mercado. Esta vez decidimos no respetar los semáforos y actuar como lo que somos: españoles. Así aunque estuviera cerrado, si no venían coches, pasábamos entonando a la vez y para “marcar ritmo” al paso ligero eso de: yo soy español, español, español, yo soy español..... Ahorramos tiempo y además, estábamos ya cansados de permanecer firmes junto a los semáforos esperando la orden de paso.

Me tomé dos helados (“lodis”) que me supieron a gloria: chocolate y avellana uno, y chocolate negro otro. Decidí parar de ingerir ya que a este paso no iba a caber en el asiento de l autobús.


Dimos de nuevo una vuelta por la que seguía siendo una animadísima plaza y disfrutamos de la originalidad de los distintos espectáculos callejeros, entre ellos, un joven que parecía estar sentado en el aire y por mas que miramos, no encontramos el truco, aunque lo supusimos. Más espectáculos cada uno más ingenioso o “artístico” que otro, pugnaban entre sí por los espectadores: marionetas que imitaban a conocidos cantantes u otro disfrazado de una especie de bicho raro. Muy ingenisosos todos. Luego dicen de los españoles, pero los jóvenes polacos no se quedan atrás. Y entre todo este tumulto, una curiosa bicicleta junto a una farola, aparentemente abandonada, a la que le habían hecho …¡una funda de ganchillo!. ¡Genial!

Ya eran las 17,30, y tan solo habíamos parado 20 minutos para comer. Dimos por terminada nuestra visita a la ciudad y preocupados por nuestra compañera Tula, que llevaba muchas horas sola y encerrada en la autocaravana, nos dirigimos a coger el autobús de regreso. Pasamos por lo que había sido el alojamiento del que fue el Papa Juan Pablo II y a cincuenta metros un joven, casi un niño tocaba el acordeón para ganarse unos eslotis. No puedo dejar de sentirme triste y culpable cuando veo estas cosas. Culpable por poder hacer lo que hago, mientras que él carece de lo más necesario, y triste porque esto ocurra y no pueda hacer nada contra ello, tan solo dejarle unas monedas que no son la solución.

Ya en la parada, el autobús tardó casi 20 minutos en llegar. Una amable señora nos avisó de nuestra parada.  Angel fue directo a buscar a tula y yo me quedé haciendo unas compras en el centro comercial. Nos dimos unas estupendas duchas que por cierto, estaban muy limpias y eran muy cómodas y a cenar.

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